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jueves, 28 de octubre de 2010

El porqué de nuestro nombre: IFIS

Vivía en Festo un hombre llamado Ligdo, humilde pero libre, de pocos bienes pero de intachable honradez. Su mujer estaba encinta y cuando restaban pocos días para el parto Ligdo le hizo dos peticiones, que su parto fuera con el mínimo dolor y que alumbrara un varón, pues el sexo femenino es una carga más pesada y costosa (cuando las mujeres se casaban debían entregar una dote al marido) y no disponían de los medios necesarios, por lo que el destino de la niña sería la muerte. Teletusa suplicó incansablemente a su marido, que no cejó en su decisión. Aparecieron en un sueño de la embarazada la diosa Isis y su cortejo, instándola a que cesara en su lamento y criara al bebé, sin importar su sexo. No mucho después nació una niña, y mintiendo a Ligdo, ordenó Teletusa que se la criara como a un niño. Sólo la madre, la nodriza y la diosa conocían su verdadero sexo. 
El padre eligió el nombre de Ifis para el bebé, hecho que alegró a la madre, pues Ifis es un nombre ambiguo, tanto de hombre como de mujer. Cuando contaba con trece años fue prometida con la rubia Jante, la más deseada de las jóvenes de Festo. Ambas tenían la misma edad, eran iguales en belleza y habían recibido juntas las primeras enseñanzas; así nació el amor en ambas, despertándose dentro de ellas sentimientos dispares. Jante deseaba casarse y gozar de su marido, mientras que en Ifis crecía el deseo, la desesperanza e, incluso, el rechazo a sí misma. Teletusa retrasó una y otra vez la fecha de la boda, pero cuando no era posible aplazarla aún más, llevó a su hija frente al altar de la diosa Isis, y soltando los cabellos de Ifis y los suyos, rogó a la diosa ayuda para su temor. El altar se tambaleó y se oyó el sonido de los sistros de la diosa y, alegre por el presagio, se encaminó Teletusa hacia el altar seguida de Ifis, cuyos pasos eran más largos, su cuerpo más robusto y sus cabellos más cortos, Ifis se había convertido en un hombre. De este modo desapareció el temor de ambas e Ifis y Jante pudieron vivir su amor libremente.


Explicación:

     Esta historia forma parte del libro IX (versos 666-797) de Las Metamorfosis de Ovidio, escritor latino del siglo I a.C. que realizó un compendio de casi doce mil versos de todos los mitos que contuvieran alguna transformación, la mayoría de las veces en elementos de la naturaleza pero también, como es el caso, en personas.
     La elección del nombre de Ifis para una asociación como ésta se debe, en primer lugar, a que su transformación responde al primer caso de transexualidad de la historia, a pesar de que se encuentre recogido en una obra literaria. Pero el nombre va mucho más allá; lejos de las ideas erróneas que pueda transmitir el texto, tales como la imposibilidad de que dos mujeres sean felices, y la necesidad de que una pareja esté formada por hombre y mujer para que pueda constituirse como una relación verdadera, el texto nos transmite la superación de los obstáculos impuestos, y los miedos y las dudas que experimenta Ifis ante una situación que no le permite mostrarse tal y como es ante una sociedad que no aceptará su relación y en la que no podrá ser feliz. Lejos de verlo como algo negativo, creemos firmemente que todos hemos sentido dudas en algún momento, antes de saber cómo somos y lo que sentimos, cuando necesitábamos saber qué nos estaba pasando y no teníamos a nadie a quien preguntar. Además es importante tener en cuenta que esta historia se sitúa veinte siglos atrás, y el hecho de que se tratara, de una forma más o menos comprensiva, ya es algo merecedor de ser destacado.
     No debemos olvidar nunca que la situación en la que nos encontramos nosotros, en la que aún queda mucho por hacer, pero que nos sitúa en un punto privilegiado, se debe en su totalidad a sacrificios y temores superados por gente que, mucho antes que nosotros, luchó por sus derechos.
     Además de una historia sobre una mujer que se convierte en hombre, la historia de Ifis y Jante nos muestra cómo dos mujeres pueden compartir experiencias y amarse de todo corazón, y cómo muchas veces la sociedad ha hecho (hace) que las partes implicadas en una relación pueden verse afectadas por el resto de la sociedad, incapaz de comprender que lo importante no es el sexo sino el sentimiento.
     Y sobre todo, el nombre de esta asociación responde a un tributo, un homenaje que queremos rendir a todas aquellas personas que tuvieron que sacrificar sus deseos o, incluso, a ellos mismos, por ser de una forma que la sociedad no comprendía, y que antes de nosotros lucharon y dedicaron su vida a conseguir que todos gozásemos de los mismos derechos, algo por lo que aún debemos luchar, recordando a todos aquellos que ya lo han hecho.


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