La Cámara de Diputados de Italia ha rechazado por amplia mayoría una proposición de ley cuyo objeto era introducir por primera vez en el derecho italiano la agravante genérica de homofobia y transfobia. El ponente del proyecto era en esta ocasión el diputado del gubernamental Pueblo de la Libertad (PdL) Enrico Costa. El debate ha sido en realidad casi inexistente, ya que los diputados no han examinado el texto y se han limitado a votar una cuestión de inconstitucionalidad planteada por los grupos parlamentarios del PdL, la Liga Norte y el partido católico UDC, que ha sido aprobada por 293 votos a favor, 250 en contra y 21 abstenciones.
Entre las abstenciones, la más llamativa y sorprendente ha sido sin duda la de la ministra de Igualdad, Mara Carfagna, que antes de la votación había pedido que el Parlamento diera luz verde a la medida. La ministra ha justificado su abstención declarando que estaba en contra de algunos aspectos de la norma (sin especificar cuáles).
La diputada del PD Anna Paola Concia, considerada como la ‘madre espiritual’ del proyecto (que ya intentó promover sin éxito en 2009 y en mayo de este mismo año, después de este segundo intento fracasado, Concia dimitió como ponente), ha salido llorando del hemiciclo y se ha acercado a un grupo de manifestantes reunidos cerca del Parlamento.;“la mayoría del parlamento hoy ha decidido estar del lado de los violentos y no de las víctimas de la violencia y de las discriminaciones homofobas”, ha declarado Concia, diputada abiertamente lesbiana.
Justificaciones y reacciones
La diputada de la Liga Norte Carolina Lussana ha justificado la oposición de su grupo declarando que el proyecto ‘ofrecía una protección privilegiada a la persona ofendida por razones de orientación sexual y, en particular, discrimina a quien sufre otras formas de violencia’. El diputado del UDC Rocco Buttiglione (cuya hostilidad a los derechos LGTB le costó en 2004 la nominación al cargo de comisario europeo de Justicia) ha reconocido que existen medidas contra la homofobia en otro países, pero ha asegurado, citando el ejemplo de Estados Unidos, que muchos se arrepienten de haber aprobado en el pasado medidas de ‘discriminación positiva’ a favor de las minorias. Por su parte el jefe del grupo del PdL en la Cámara, Fabrizio Cicchitto, ha declarado que ellos no son homófobos pero que su grupo estaba en contra al considerar que los homosexuales son ciudadanos iguales a los demás y por tanto no merecen un tratamiento jurídico específico y diferenciado.
Tras el voto las reacciones no se han hecho esperar. El diario propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana Avvenire ha mostrado su satisfacción. El secretario general del PD, Pierluigi Bersani (cuya posición en materia de derechos LGTB es cuanto menos ambigua), ha afirmado que este voto ‘es una vergüenza’. Las principales asociaciones de defensa de los derechos LGTB, que en días previos habían protagonizado una agria polémica entre ellas, han condenado lo occurrido, asegurando que Italia se encuentra en una situación de auténtica emergencia democrática. La comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, ha preferido no comentar lo ocurrido.
